01 Sep Creación y Organización de las Brigadas Mixtas del Ejército Popular de la República
CREACIÓN Y ORGANIZACIÓN DE LAS BRIGADAS MIXTAS DEL EJÉRCITO POPULAR DE LA REPÚBLICA
El gobierno de Largo Caballero comprendió, tras los primeros meses de guerra, que había que avanzar a una organización militar para superar la dispersión de fuerzas y jerarquías que se daban en ese momento con las columnas adscritas a sindicatos y partidos políticos e incluso a diferentes líderes; así también establecer una disciplina y ordenamiento castrense. El 29 de septiembre de 1936 se publicó un decreto disponiendo “pasen a las Escalas activas del Ejército todos aquellos Jefes, Oficiales y clases de Milicias que, debidamente controlados por la Inspección general de Milicias, tanto en cuanto se refiere a su capacidad militar como a su conducta social y política, sean acreedores de ello”[1].
Más tarde se adoptaron medidas en dos decretos del 30 de septiembre y 7 de octubre de 1936 para la movilización de quintas, con lo que los soldados y milicianos dejaban de ser voluntarios para depender del Ejército; lo que indicaba sometimiento a la Justicia Militar. Otra medida de carácter disciplinaria fue el establecimiento del saludo militar obligatorio en el Ejército y voluntario en las milicias. Para vencer las reticencias de las organizaciones políticas, se creó por Orden circular del 16 de octubre de 1936, un Comisariado General de Guerra “cuya principal misión consistirá en ejercer un control de índole político-social sobre los soldados, milicianos y demás fuerzas armadas al servicio de la República y lograr una coordinación entre los mandos militares y las masas combatientes, encaminada al mejor aprovechamiento de la eficiencia de las citadas fuerzas” [2]. Para este objetivo se nombró Comisario general a Julio Álvarez del Vayo y Subcomisarios a Antonio Mije García, Crescencio Bilbao Castellanos, Ángel Pestaña Núñez y Ángel Gil G. Roldán.
El mismo día, una nueva Orden circular declaró que el Ministro de la Guerra asumía el mando de todas las fuerzas armadas y organizadas como Jefe superior de las mismas, colmando con ello la aspiración del mando único y “a fin de unificar y coordinar la acción de las fuerzas que luchan en los diversos frentes en defensa de la causa de la República”[3]. Pocos días después, el 20 de octubre una nueva circular del Ministerio de la Guerra comunicaba que los batallones de voluntarios pasaban a constituir las Milicias Voluntarias, y se organizarían en Batallones que llevarían numeración correlativa sin ningún sobrenombre[4]. Se creaba además una Comandancia de Milicias, cuya organización pasaba a ser regulada por el Ministerio de la Guerra.
Todas las medidas adoptadas para la organización del Ejército de la República dieron lugar a una orden del 18 de octubre de la sección de Organización del Estado Mayor Central al Inspector de Milicias para la constitución de las 6 primeras Brigadas Mixtas. No existe, sin embargo, una referencia clara de cómo se gestó y adoptó este modelo.
La Brigada Mixta debía ser constituida por Batallones de Infantería con el apoyo de Unidades de acompañamiento de otras Armas y servicios.
La plantilla inicial se fijó en 4 Batallones con 5 Compañías cada uno (4 de Fusiles y una de Ametralladoras); un pelotón de morteros; un Escuadrón motorizado de Caballería, 4 Baterías de Artillería ligera; una Compañía de Zapadores; una Columna de Municionamiento y Unidades de Transmisiones, Intendencia y Sanidad. Todo ello con una dotación teórica de 150 oficiales y 3.700 suboficiales, clases y soldados.
En noviembre, se estableció una nueva plantilla más acorde con las disponibilidades reales: cuatro batallones y una compañía de reserva de Infantería; un pelotón de Caballería; un pelotón de blindados en la tercera brigada de cada división; una batería de Artillería con tres cañones y unidades de Transmisiones, Intendencia, Sanidad, Zapadores y una columna de municionamiento, contando todo ello con 134 oficiales, 32 comisarios y 4.029 hombres.
Aun así, sólo las primeras seis brigadas pudieron dotarse de la plantilla prevista. La cruda realidad obligó a prescindir de parte de los servicios, sobre todo de la artillería, que con el tiempo pasaría a ser divisionaria, caballería y blindados. No existían ni armas ni oficiales suficientes para cubrir tantas necesidades. Por otra parte, hay que convenir que la proporción entre la Infantería y los servicios era descompensada, pues estos últimos eran excesivos para cuatro batallones. Esto conduciría a lo largo de la guerra a la conversión de las Brigadas Mixtas en unidades fundamentalmente de infantes.
Rápidamente los batallones de milicias fueron incorporándose a las Brigadas Mixtas, cambiando sus románticos nombres por números anónimos. En los historiales de las brigadas se especifican los nombres de los batallones que se constituyeron inicialmente, pero las vicisitudes de la guerra con sus bajas, traslados, nuevas incorporaciones de reclutas, desdoblamientos, disoluciones y fusiones hicieron normalmente olvidar su nombre original.
Las ocho primeras brigadas, 1 al 6 más dos internacionales, creadas el 18 de octubre, pudieron salir para el frente el 3 de noviembre. A lo largo de los meses de diciembre a febrero, se completaron hasta la número 25. En mayo de 1937 se disponía de 153 brigadas en el Centro, Sur y Cataluña; y en agosto del mismo año, se terminaban de numerar hasta la 204ª las del Norte. Cuando éstas últimas, de la 154ª a la 204ª, desaparecieron por el derrumbamiento del Frente Norte, se reorganizaron 32 de ellas en los restantes frentes. De éstas, las numeradas del 154 al 165, reaparecieron como unidades guerrilleras, cuya estructura nada tenía que ver con las Brigadas Mixtas, y de la 166ª a la 172ª no se volvieron a reconstruir. La última Brigada Mixta nació con el número 246 a finales de 1938 en Calella (Barcelona).
La organización de las Unidades se completó el 27 de noviembre de 1936, con la creación de las tres primeras Divisiones, a las que habían de seguir hasta la 77ª a lo largo de la guerra. El 31 de diciembre, aparecieron los dos primeros Cuerpos de Ejército. Hasta el final de la guerra la cifra se elevó a 24. Transitoriamente aparecieron otras divisiones y otros cuerpos de vida efímera.
Cabe destacar que la adscripción de las Brigadas Mixtas a las grandes unidades fue muy variable en el transcurso de la guerra y por ello no es posible dar una visión estática de la organización del Ejército Popular.
[1] Gaceta de Madrid, núm. 273 de 29 de septiembre de 1936, pág. 2044.
[2] Gaceta de Madrid, núm. 290, de 16 de octubre de 1936, pág. 355.
[3] Gaceta de Madrid, núm. 290, de 16 de octubre de 1936, págs 354 a 355.
[4] Diario Oficial del Ministerio de la Guerra (DOMG), núm. 214 de 20 de octubre 1936, pág. 134.