01 Abr Las trincheras de las Cuencas Mineras
Situada al norte de la província de Teruel, la comarca de las Cuencas Mineras tuvo un papel destacado durante la Guerra Civil, ya que fue uno de los escenaríos donde se libraron diversos combates debido a la proximidad del frente, ya que éste dividió en ambos bandos a diferentes municipios de la comarca.
La historiografía ha dejado de lado en buena parte a este territorio y los combates que se llevaron a cabo, pero 80 años después aun quedan restos de la contienda a lo largo de muchas de sus poblaciones. Las trincheras son los testimonios más numerosos de la guerra que aun se conservan en diferentes poblaciones de la comarca, encontrándose en un número más elevado allí donde se estableció el frente, como era el caso de la zona de Rudilla al norte de la comarca; entre Vivel del Río y Martín del Río en el centro o Valdeconejos, situada más al sur.
Las trincheras son uno de los restos que a día de hoy se encuentran más visibles en muchos territoRíos de nuestra geografía siendo testimonios del conflicto. Empleadas desde mucho antes de la Guerra Civil como solución defensiva, adquirió una gran popularidad durante la Primera Guerra Mundial.
Volviendo a la comarca de las Cuencas Mineras y tomando los ejemplos de las poblaciones anteríormente citadas, a día de hoy aun pueden observarse trincheras de diferente tipo en dichos lugares. Así por ejemplo, en la pedanía de Rudilla (pertenece al municipio de Huesa del Común) existen trincheras tanto delante como detrás de la población. Éstas últimas, situadas en unas alturas protegían directamente el pueblo y sobretodo batían la carretera hacia Pidrahita y Fonfría. Cabe destacar que Rudilla, perteneció al bando nacional hasta principios de agosto de 1937, cuando tropas del Ejército Popular de la República realizaron un ataque por el sector, ocupando la población. Fue a partir de este momento cuando se fortificaron los alrededores de la población, llegando a construirse bastantes trincheras para su defensa. Sin embargo, Rudilla fue el lugar elegido por donde las tropas italianas iniciaron su ofensiva el 9 de marzo de 1938, superando esta línea de trincheras sin dificultad gracias a su superioridad en hombres y armamento.
Planimetría de trinchera de Rudilla
Una de las zonas de las Cuencas Mineras que más se fortificó fue la zona situada entre Vivel del Río y Martín del Río. Vivel del Río pasó de manos republicanas a nacionales a mediados de febrero de 1937 y hasta marzo de 1938 se estableció el frente entre ambos pueblos, que tan solo distan 5 kilómetros unos del otro. El cruce de la carretera hacia Armillas situado a tan sólo 1,5 km de Vivel del Río se estableció como la línea de frente, lo que conllevó a la construcción de numerosas trincheras entre ambos pueblos. Así de esta manera, las inmediaciones de las dos localidades se fortificaron ampliamente, destacando la zona de Mirambueno por parte republicana, situada al sur de Martín del Río. Por parte nacional, el mismo pueblo de Vivel del Río fue fortificado, aprovechando incluso trincheras construídas por los republicanos y que habían tomado en la ofensiva de febrero de 1937, modificando su recorrido y puntos de observación y tiro con el objetivo de reaprovecharlas. Desde las trincheras de Mirambueno, los republicanos ejercieron una fuerte resistencia al avance de las tropas carlistas en el inicio de la ofensiva sobre Aragón del 9 de marzo de 1938, haciendo que el avance de las tropas nacionales en este sector fuera más lento, a diferencia de lo sucedido en Rudilla con las tropas italianas.
Planimetría de trinchera en Martín del Río
Planimetría de trinchera en Martín del Río
Más al sur, y a un extremo y a la falda de la Sierra de Sant Just se encuentra el pequeño pueblo de Valdeconejos, perteneciente al municipio de Escucha. Esta población no se encontraba directamente en la línea del frente, situado éste a unos 15 kilómetros, pero gracias a su situación también se fortificó, sobretodo las alturas que la envolvían. De esta manera se construyeron diferentes trincheras y posiciones defensivas, tanto en las alturas más inmediatas al pueblo como las situadas más al suroeste, hacia Rillo. Las condiciones de vida de los soldados que ocupaban estas trincheras, situadas a unos 1.400 metros fueron muy duras debido al terreno tan agreste donde se encontraban, y poco pudieron hacer frente a un número de fuerzas enemigas muy supeRíor, como fue el caso de la ofensiva del 9 de marzo de 1938.