15 Abr La actuación de los mineros de Utrillas
Utrillas, actual capital administrativa de la comarca de las Cuencas Mineras situada al norte de la provincia de Teruel, tuvo un papel destacado durante el conflicto al igual que diferentes poblaciones de la misma comarca al establecerse el frente de guerra durante buena parte del conflicto. La riqueza carbonífera de la región llevó a cabo el desarrollo de la zona, dedicándose a la minería buena parte de su población
Sobre los primeros días de la Guerra Civil en la comarca de las Cuencas Mineras no existe mucha información de cómo se inició el conflicto, existiendo tan solo alguna crónica relatada en algunos periódicos de clara tendencia izquierdista y por tanto partidista, aunque dando una información muy interesante. La sublevación triunfó en la ciudad de Teruel gracias a las fuerzas que apoyaron el golpe, en cambio no fue igual en todas las poblaciones de la provincia, como fue el caso de Utrillas, de tendencia plenamente izquierdista por su gran actividad minera. De hecho, los mineros de Utrillas se organizaron ya en las primeras horas del inicio del conflicto en contra de la sublevación. Las fuerzas sublevadas en la ciudad de Teruel ya tuvieron noticias de la organización de los mineros y en consecuencia el día 20 de julio montaron puestos de guardia en los accesos de la ciudad.
El día 22 y después de la toma de Montalbán por parte de los sublevados, una pequeña columna de guardias civiles y voluntarios intentaron atacar Utrillas, aunque aquí no tuvieron la misma suerte ya que fueron rechazados por los mineros. Dos días después se repetía el mismo ataque a Utrillas siendo el resultado igualmente desfavorable para los sublevados, aunque en este caso los mineros de Utrillas se extendieron hasta Montalbán, tomando el control de la población.
Una crónica sobre estos primeros combates en Utrillas fueron publicados en la prensa gubernamental en fecha 11 de septiembre. El artículo en cuestión estaba firmado por el enviado especial a la zona F. Roldan May y titulado Tierras de Libertad. El avance hacia Teruel[1]. En el se decía que por esas mismas fechas las tropas gubernamentales tenían encerrada la capital turolense en un estrecho círculo, lo que presumía el periodista que pronto se desencadenaría una ofensiva. El periodista decía en su artículo que el importantísimo centro minero de Utrillas, situado al norte de Teruel, en plena zona facciosa, no había podido ser sometido por los sublevados, a pesar de todos los esfuerzos que habían sido realizados para conseguirlo. La crónica la realizaba a través del testimonio de un minero de Utrillas, que a través de las líneas facciosas había conseguido llegar a las filas gubernamentales. El minero explicaba cómo en los primeros días de la sublevación se encontraron completamente aislados de toda fuerza u organización legal y atacados por las fuerzas de la Guardia Civil de la región sublevada. Pero ellos, tras una resistencia en los primeros momentos dificilísima, lograron ensanchar el cerco que sufrían y entonces minaron con dinamita los alrededores del centro, estableciendo con las minas contactos eléctricos por medio de una centralita que disponían. Según el periodista, el minero rezumaba satisfacción cuando relataba los efectos de lo que él llamaba su “estrategia”. Prosiguiendo con el relato, se informaba que “numerosas fuerzas de requetés y fascistas venidos de Zaragoza, dejando una estela de sangre obrera por todos los pueblos de la provincia por donde habían pasado, llegaban frente a Utrillas para castigar al pueblo que había osado repeler a los traidores”. El minero proseguía relatando que se concentraron muchos y que venían valiente porque sabían que los mineros no disponían de gran armamento. En cambio llegaron sobre los terrenos minados y los contactos funcionaron, imposibilitando así la toma de Utrillas por parte de las fuerzas sublevasa. La crónica finalizaba diciendo que “desde entonces el centro de Utrillas ensanchó su radio, despejó toda la parte lindante con la provincia de Castellón y ahora, por propia iniciativa, marchan también sobre Teruel”.
Pero las acciones más características que se llevaron a cabo en este sector fueron las acciones de infiltración en la retaguardia nacional que realizaban asiduamente grupos de mineros del sector de Utrillas. Se trataba de realizar acciones en las líneas enemigas y sabotear trenes, puentes, polvorines, etc…, intentando siempre volar los objetivos con dinamita. Incluso a veces capturaban prisioneros que libraban a los responsables del Estado Mayor de la división para interrogarlos. Sabemos más de estas operaciones a través del testimonio de Miquel Morera[2]:”El sargento Malacara era de un grupo de Operaciones Especiales que dependía directamente del Estado Mayor de la 30ª División. Era un grupo reducido, de unos 12 o 15 hombres, bajo el mando directo de un sargento. La mayoría eran de la zona minera de Utrillas, Escucha, Montalbán, Castel de Cabra…, en fin, mineros. Según parece, además, tenían otra cosa en común: eran dinamiteros y dispuestos a todo“.. Miquel Morera narra: “en la armería sabíamos de inmediato cuando llegaban porque la mayoría de veces, llevaban alguna que otra arma del enemigo y teníamos que redactar rápidamente un informe del tipo de arma, fabricación, procedencia y características… El sargento era un tipo bastante alto y delgado, muy curtido por el tiempo a la intemperie. Debería tener unos 30 años. Su vestimenta era de lo más normal pero, dentro, llevaba una indumentaria especial para llevar los cartuchos de dinamita y otros pertrechos, entre los cuales no faltaba una buena arma automática. Los grupos que formaba para las incursiones no eran nunca numerosos. Cuando hacía un par de días que no los veíamos por el pueblo, ya pensábamos: alguna cosa volará por los aires. Algunas veces el sargento Malacara volvía herido, en otras ocasiones algún compañero de armas no regresaba, resultado de las acciones peligrosas llevadas a cabo por este grupo de especialistas”. Morera también comenta sobre este grupo infiltrado de guerrilleros que incluso llegaba a poblaciones ocupadas como Calamocha o hasta Zaragoza, gracias a sus contactos y, de vuelta les explicaba la cartelera del cine de la capital aragonesa. En palabras del propio Morera, “el comportamiento personal de este grupo era de lo más discreto en sus estancias en el pueblo de Utrillas y por no destacarse no llevaban nunca el uniforme. Eran como todos los demás mineros de la zona“.
Recortable de un Dinamitero
La prensa gubernamental llegó a publicar dos noticias durante toda la guerra sobre este tipo de operaciones. La primera de ellas fue publicada por el diario El Sol el 26 de abril de 1937 haciéndose eco de la voladura de un puente del ferrocarril de la compañía Central de Aragón[3]. Según esta publicación se decía que un grupo de soldados de la división Maciá-Companys, pertenecientes a la Brigada de Investigación y Reconocimiento había efectuado el día anterior una incursión en campo enemigo, donde recorrieron 45 km hasta llegar a las proximidades de Calamocha. El objetivo era volar un puente del ferrocarril de la compañía Central de Aragón, enclavado en la línia Zaragoza-Caminreal-Valencia. Este puente estaba construido sobre seis pilares, contaba con una altura de 35 metros y estaba valorado en 10 millones de pesetas. Los guerrilleros que llevaron a cabo esta operación esperaron a que hicieran explosión los artefactos que en el puente habían colocado y a que pasara por el mismo un tren de mercancías, compuesto de unes 25 unidades, que según diversas confidencias, se dirigía cargado de material bélico, con sus correspondientes cuidadores, para los rebeldes de Teruel. El objetivo fue plenamente conseguido, ya que el tren quedó destrozado por completo, así como el material que llevaba. La noticia fue confirmada horas más tarde por los observadores de la brigada a los que se encomendó dicho servicio.
La segunda noticia, era publicada por La Vanguardia el día 8 de julio donde se informaba que un grupo de soldados pertenecientes a la compañía de Información de una determinada División que operaba en uno de los sectores de este frente, había llevado a cabo un audaz golpe de mano, habiéndose antes internado unos 15 km por terreno rebelde. Su objetivo era el de volar un puente situado en la carretera que, saliendo de Vivel del Río, se dirigía a Segura de Baños. El objetivo citado fue plenamente conseguido, habiendo regresado a su base los soldados sin novedad, no sin antes cerciorarse satisfactoriamente del éxito de la operación que acababan de efectuar[4].
Dinamiteros asturianos
[1] La Vanguardia. 11 de septiembre de 1936.
[2] MORERA, M. L’avi Miquel.
[3] El Sol. 26 de abril de 1937.
[4] La Vanguardia. 8 de julio de 1937.