15 Jul Las fortificaciones de Castejón del Puente
Con el inicio de la Guerra Civil el 18 de julio de 1936, Castejón del Puente se mantuvo fiel al gobierno legítimo de la República. En este hecho influyó sobre todo que no se sublevara el Batallón de Montaña Ciudad Rodrigo nº4 de Barbastro, población más próxima a Castejón del Puente donde se encontraban unidades militares. Sin embargo, Aragón se encontró al igual que el resto del territorio peninsular totalmente dividido, lográndose detener la sublevación en tres quintas partes del territorio aragonés gracias a la actuación decidida de sus gentes. En cambio, la sublevación si que triunfó en las tres capitales de provincia, Huesca, Zaragoza y Teruel, quedando por tanto éstas en manos de los rebeldes.
Castejón del Puente quedó en la retaguardia del frente de Aragón, ya que la línea de combate más cercana se estableció a unos 60 km, en el llamado asedio de Huesca. Pero a pesar de su distancia al frente, Castejón del Puente adquirió una gran importancia ya que fue fuertemente fortificado, siendo una posición clave en la línea fortificada más conocida como Línea del Cinca.
A principios del conflicto y dado el miedo que existía de que la retaguardia catalana pudiera ser arrollada por los sublevados en una posible ofensiva debido también a la misma precariedad que resultaba el frente de Aragón, se dispuso la creación de varios puntos de resistencia situados básicamente en territorio aragonés. De hecho, en fecha tan temprana en el conflicto como el 6 de agosto de 1936, el Estado Mayor del Comité Central de Milicias de Barcelona daba la orden a los Servicios de Ingenieros para preparar una línea de defensa retrasada en el río Cinca. Se quería que en el caso de que las fuerzas republicanas se vieran obligadas a retroceder, tuvieran a su retaguardia una línea fortificada en la que no solo pudieran encontrar abrigo y protección, sino también todo el apoyo que pudiera proporcionar el terreno ayudado por una bien entendida defensa, utilizando todos los elementos propios de la fortificación rápida de campaña.
Sector de Monzón de la Línea del Cinca
En primer lugar y con la mayor urgencia, debían hacerse obras -trincheras, nidos de ametralladoras y emplazamiento de baterías de campaña- en las proximidades de las carreteras que viniendo de Aragón se dirigían a Cataluña. De esta manera, la línea que empezaba en Monzón, (se amplió más al norte en noviembre de 1936 cuando el Estado Mayor determinó que se corriera hasta Boltaña) seguía todo el curso del Cinca, atravesaba el río Ebro por Mequinenza y acababa en Horta de Sant Joan al sur de Gandesa. De hecho, esta fue la principal línea de resistencia que se construyó en Aragón con un auténtico valor militar, construida para evitar la invasión de Cataluña por el norte del Ebro y consistente en una fuerte línea de resistencia, dotada de grandes fortificaciones y trincheras situadas en los márgenes del río Cinca.
Trinchera
Las fortificaciones que se construyeron en Castejón del Puente fueron las más importantes de todo el sector de Monzón. Fueron realizadas con el objeto principal de impedir el tránsito por la carretera de Barbastro a Monzón y el ramal de vía férrea de Selgua a Monzón, así como de batir por retaguardia la orilla derecha del Cinca, cruzando fuegos con las posiciones establecidas en Fonz. Estas posiciones estaban situadas en unas lomas al oeste de Monzón y muy cerca de la carretera. La importancia de éstas venía dada por los atrincheramientos allí construídos que podían albergar a 2.500 hombres; además de contar con emplazamientos para 36 ametralladoras y emplazamientos artilleros, uno para una batería de obuses de 155 mm y otro para una batería de cañones de 75 mm. Estas posiciones defensivas se complementaban con numerosos abrigos subterráneos para toda la guarnición y las municiones, caminos cubiertos para comunicación de unas trincheras a otras ya que todas estaban dispuestas en las laderas de las lomas, así como también existían 3 kilómetros de pistas de acceso.
Entrada a los nidos de ametralladoras
Vista interior del complejo
Complementaba todo este complejo defensivo un aeródromo que se construyó al otro lado de la carretera, cerca del pueblo, y que fue durante una buena parte del conflicto uno de los más importantes del sector del frente de Huesca.
Finalmente, la rápida ofensiva de los sublevados en marzo de 1938 en Aragón provocó que las unidades republicanas que defendían este sector tuvieran que replegarse rápidamente hacia Cataluña y no haciendo uso de las magníficas posiciones defensivas construídas en Castejón del Puente.