15 Mar La operación sobre las Baleares I: Organización de la Operación y la toma de Ibiza y Formentera
Entre agosto y septiembre de 1936 los republicanos intentaron recuperar para la causa gubernamental las islas de Mallorca e Ibiza, donde si había triunfado la sublevación militar, con el objetivo de afianzar la posición republicana en el Mediterráneo a través de una operación militar basada en una serie de desembarcos en las dos islas[1]. Para ello se formó una gran expedición que contó con el apoyo de la isla de Menorca, que había permanecido fiel al gobierno y sobre todo la propia Flota Republicana, que durante aquellos primeros días de conflicto contaba con la supremacía total del Mediterráneo gracias a su gran número de unidades navales, que le estaba llevando a realizar un efectivo bloqueo en el Estrecho de Gibraltar, impidiendo de esta manera que ninguna unidad naval del bando sublevado pudiera navegar por el Mediterráneo. La operación sobre las Baleares, muy poco valorada en un principio, tuvo una gran importancia de cara a la posterior marcha de la guerra, sobre todo de una manera más cruenta para Cataluña y de especial importancia para la defensa de la costa catalana. De hecho, la conquista de las Baleares para la causa republicana suponía realizar un desembarco a gran escala, una operación siempre difícil pero que en vista de su facilidad con que éste fue realizado, resultó ser contraproducente, ya que posteriormente y con los primeros ataques a la costa catalana por parte de buques de guerra del bando sublevado, empezó la fortificación del litoral catalán ante la indefensión en que las diversas poblaciones costeras se consideraban ante un posible desembarco de tropas franquistas.
Ibiza desde un destructor republicano
En cuanto al tema de la autoría de la idea de la operación de desembarco y conquista de las Baleares, era y todavía es un misterio, sobre todo si se analizan las fuerzas involucradas en la operación, ya que tanto el gobierno central republicano, así como la Generalitat de Cataluña, el Comité de Milicias Antifascistas de Barcelona, algunos grupos y organismos constituidos en Valencia, la gran mayoría de los partidos políticos y sindicales e incluso varios militares y políticos a título personal, tuvieron responsabilidad en la llamada operación. Pero además hay que añadir que una vez fracasada la operación, muchos de estos organismos quisieron desentenderse de responsabilidades, haciendo mucho más difícil averiguar el autor de la idea de la operación. Según una orden aparecida en la Gaceta de Madrid el 7 de Agosto de 1936, las islas Baleares tenían que pasar a depender orgánica y territorialmente de la IIIª División Orgánica, que correspondía a la demarcación de Valencia, ciudad donde se organizó una primera fuerza compuesta por Guardias Civiles y comandada por el capitán Uribarri, lo que demostraría que el gobierno central podía estar detrás de esta operación[2].
En cambio, el capitán Uribarri no tenía los medios disponibles para realizar la operación y parece ser que pidió ayuda a la Aeronáutica Naval de Barcelona, situada en el Muelle del Contradique del puerto barcelonés y comandada por el capitán Alberto Bayo después de que los jefes de la base fueran apresados por ser partidarios de la sublevación, desvelando de este modo el rumor respecto a sus planes sobre la operación en Baleares. Bayo se mostró bastante interesado por esta nueva operación y así la presentó a su antiguo jefe en África, el teniente coronel Felipe Díaz Sandino, que había sido nombrado no hacía mucho tiempo Consejero de Defensa de la Generalitat de Cataluña, y más tarde al Consejero de Gobernación Josep Maria España.
Ambos consejeros de la Generalitat acabaron viendo con buenos ojos la idea, ya que se trataba de liberar un territorio estrechamente vinculado con Cataluña por sus lazos históricos y culturales, y ambos fueron los encargados de convencer al presidente de la Generalitat Lluís Companys de la realización de la operación. Companys dio su apoyo a la operación desde el primer momento y Bayo además de tener a su favor a las autoridades catalanas, también logró más apoyo que Uribarri, ya que incluso pudo contar con el apoyo del Sindicato de Transportes Marítimos de la CNT y de los hombres del PSUC, con los que acabó celebrando una reunión en su sede del Paseo de Gracia de Barcelona.
El capitán Alberto Bayo
En carácter militar, la operación debía ser rápida y realizada sólo en un par de días, contando con la ventaja de que no era necesario distraer muchas fuerzas ni medios para tener éxito en la operación. Sobre las fuerzas que debían de formar parte estarían formadas por fuerzas que se encontraban inactivas en Menorca; con voluntarios y algunos medios que se encontraban en Cataluña, especialmente con la Aviación Naval basada en Barcelona y en San Javier (Murcia); algunas fuerzas inactivas de marinería de Cartagena y algunos barcos de la Flota, que por estas fechas tenía la superioridad total en el Mediterráneo y en el Estrecho de Gibraltar, y que contaba con unidades de sobra para desprenderse de algunas durante varios días.
En cambio, el proyecto no contaría con el apoyo de todos, como fue el caso del general Luis Castellón Pantoja, Ministro de la Guerra, que se opuso a la operación por considerarlo improcedente y poco oportuno al haber otras atenciones más importantes, aunque con su dimisión y su sustitución por el teniente coronel Hernández Sarabia la operación vería luz verde. Por otro lado, el teniente de navío Pedro Prado Mendizábal, jefe de la Sección de Operaciones del Estado Mayor de la Armada si apoyó la operación adjudicando algunos barcos y tropas de marinería con la condición de que una vez finalizada la operación de las Baleares, todos los hombres, armas y medios que quedaran libres fueran utilizados en una próxima operación que se planeaba sobre la zona de Algeciras para recuperar el Estrecho, pero la realidad fue diferente ya que el apoyo para la operación de las Baleares sería mínima.
Tropas republicanas en Ibiza
La expedición para la toma de las Baleares fue iniciada por la columna valenciana de Uribarri, dispuesta a recuperar las islas de Cabrera y de Ibiza con el apoyo posterior de Bayo y su columna, que reclamaría el mando de la expedición. Según Bayo, Companys le otorgó el mando de la expedición el día 1 de agosto, aunque parece ser que el presidente de la Generalitat no lo hizo hasta el día 10 del mismo mes, una vez ocupadas las islas de Cabrera e Ibiza, otorgándose Bayo unas atribuciones que realmente no había recibido de nadie. Los dos líderes contaron cada uno desde los primeros días de agosto, además de con sus respectivas fuerzas, con unidades de la Flota Republicana. De este modo el capitán Bayo tuvo a su disposición al destructor Almirante Miranda anclado en Barcelona; mientras que en Valencia y apoyando la columna de Uribarri estaba el destructor Almirante Antequera y el buque mercante Mar Cantábrico, barco donde debía viajar la columna valenciana para recuperar las islas de Formentera e Ibiza.
Sobre la operación de intentar recuperar las Baleares, la prensa gubernamental se dejó llevar por la euforia inicial y tanto el diario Última Hora en su edición del día 3 de agosto como La Vanguardia del día 5, publicaron en sus páginas todo tipo de detalles sobre la operación. De hecho sería precisamente este último día el señalado por Bayo para salir con su columna a bordo del destructor Almirante Valdés. La columna salió hacia las 23:45 horas, poniendo dirección a Valencia, donde llegó a la mañana siguiente y se incorporó a la columna formada por el capitán Uribarri para así juntos intentar la conquista de las Baleares. La columna valenciana de Uribarri era un poco inferior a la catalana en cuanto a número de milicianos, unos 400 hombres, aunque contaba con los dos barcos antes citados. Por su parte, Bayo, además de contar con su columna transportada en el destructor Almirante Valdés, también tenía el apoyo de 6 hidroaviones Savoia S-62 bajo el mando del oficial auxiliar de la Armada Antonio Molina Sánchez.
Prensa republicana informando de la operación sobre Ibiza y Formentera
Las fuerzas republicanas abandonaron el puerto de Valencia durante la madrugada del día 7 para poner rumbo a la isla de Formentera, el primer objetivo de la operación. La pequeña isla estaba defendida por poco más de 30 hombres que se rindieron ante la superioridad republicana gracias a la labor realizada por unos parlamentarios ibicencos, pasando de este modo la isla de manera pacífica a manos republicanas. La noticia de la toma de Formentera fue comunicada por Bayo sobre las 10:00 horas a las autoridades republicanas, anunciando que habían ocupado la isla sin haber disparado un solo tiro. En cambio la conquista de Ibiza resultó diferente ya que la isla contaba con una ligera guarnición. Para intentar recuperarla se utilizó sin éxito la misma estrategia de los parlamentarios pero ante la resistencia encontrada, Bayo ordenó el bombardeo de Ibiza para las 17:00 horas. En cambio esta acción finalmente sería cancelada a petición del comandante del destructor inglés Douglas (D-90) que se encontraba en la isla, logrando una tregua de un día para permitir la evacuación de la población extranjera que residía en la isla.
Al día siguiente a la madrugada, tanto los dos destructores como el barco Mar Cantábrico se situaron en la costa norte de la isla donde llevaron a cabo un desembarco de tropas entre la cala de San Vicente y Santa Eulalia del Río con el objetivo de no encontrar resistencia a pesar de la superioridad con que contaban las fuerzas republicanas, que ocuparon la isla en las horas siguientes sin dificultades. Una vez tomada la isla de Ibiza surgió otra vez el problema del mando y según Uribarri, Bayo se presentó como el único jefe para llevar a cabo la expedición, alegando solo que era el capitán de mayor antigüedad, sin más credenciales.
El punto culminante del desencuentro entre ambos vino cuando Bayo se marchó el día 10 a Barcelona dejando al frente de la expedición al comandante Gil Cabrera, acción que provocó que Uribarri abandonara la isla al día siguiente a bordo del Mar Cantábrico y escoltado por el destructor Almirante Antequera, informando de los sucesos ocurridos en la expedición a su llegada a Valencia.
Combates en Ibiza
[1] Para ampliar más sobre este tema ver las obras de Josep MASSOT MUNTANER. El desembarcament de Bayo a Mallorca. Agost-Setembre 1936. Barcelona: Publicacions de l’Abadia de Monsterrat, 1987; y La Guerra Civil a Mallorca. Barcelona: Publicacions de l’Abadia de Monsterrat, 1976.
[2] Gaceta de Madrid, 7 de agosto de 1936.