15 Abr El Campamento del XV Cuerpo de Ejército en la Batalla del Ebro
Iniciada la Batalla del Ebro el 25 de julio de 1938, las tropas del XV Cuerpo de Ejército republicano dirigidas por el teniente coronel Manuel Tagüeña cruzaron el Ebro por la zona delimitada por los municipios de Flix, Riba-roja y Ascó. El XV Cuerpo de Ejército estaba integrado por las siguientes divisiones:
- 35 ª División Internacional a las órdenes del mayor Pedro Mateo Merino (con las Brigadas XI, XIII y XV);
- 3ª División, a las órdenes del mayor Esteban Cabezos Morente (con las Brigadas mixtas 31.ª, 33ª y 60.ª);
- 42ª División, bajo el mando del mayor Manuel Álvarez Álvarez (con las Brigadas Mixtas 226.ª, 227ª y 59.ª);
En apenas cuatro días, el Ejército republicano consiguió ocupar más de 800 km cuadrados, llegando hasta las inmediaciones de Gandesa; aunque sin embargo no pudieron ocupar la localidad, estancándose el frente. Una vez frenada la ofensiva republicana gracias especialmente a los refuerzos con los que contó el ejército franquista; éste fue recuperando poco a poco el terreno perdido, obligando a los republicanos a retroceder. El avance del bando sublevado fue muy lento, pero ya a finales de octubre se podía entrever que los republicanos no podrían aguantar mucho más sus posiciones. Así de esta manera, el 3 de noviembre, Juan Modesto Guilloto, jefe del Ejército del Ebro, ordenó al teniente coronel Manuel Tagüeña, jefe del XV Cuerpo de Ejército, organizar una defensa escalonada de las últimas posiciones republicanas para permitir asi la retirada de las tropas por Flix. Precisamente, la última zona de resistencia estaba situada en el sector de La Fatarella-Riba-roja-Ascó, siendo ésta zona donde estaba situado el campamento del XV Cuerpo de Ejército. Su situación no era ni mucho menos descuidada, ya se trataba de un lugar que estaba bien defendido, camuflado y con un gran dominio visual sobre el río; y que permitía el contacto directo con la retaguardia republicana.
Placa en honor a Manuel Tagüeña, jefe del XV Cuerpo de Ejército
Según la señalítica que podemos encontrar en el lugar, el campamento del XV Cuerpo de Ejército y el cuartel general del Estado Mayor se emplazaron en cuatro terrazas de cultivo, orientadas de este a oeste y delimitadas por altos márgenes de piedra, aprovechados para apoyar contra ellos las cabañas y dependencias necesarias para el día a día de la tropa. Entre estas se encontraban dependencias utilizadas como almacenes, oficinas, letrinas, cocinas, enferemería, etc…; así como también diferentes refugios excavados en la roca para garantizar la seguridad de los acampados. Estas cabañas eran de una sola planta, de forma cuadrangular, con ventanas al exterior y tejado a una sola vertiente, construidas con la técnica tradicional de la piedra en seco. Las mejor acondicionadas estaban rebozadas con argamasa y el pavimento interior enlosado, siendo probable que éstas fueran las destinadas a los mandos.
Respecto a la vida en el Campamento del XV Cuerpo de Ejército, ésta no era ningún lujo, pero lógicamente comparándola con las trincheras donde los soldados tenían que sufrir constantemente los ataques del bando sublevado; ofrecía a los soldados unas condiciones más favorables. Como era de esperar, al campamento se destinaban los batallones más castigados, donde permanecían sólo unas horas o varios días, circunstancia que les permitía dormir bajo techo, comer caliente y ser atendidos de sus heridas. Aún así, lo más valorado era poderse duchar y hervir la ropa para exterminar todo los parásitos (piojos, pulgas, etc…) que los soldados llevaban consigo, especialmente durante los calurosos días de agosto. Por este motivo y mediante camiones cisterna, se transportaba agua desde el río Ebro hasta el campamento; montando además un sistema móvil de duchas.
Sobre la zona recuperada del campamento por el COMEBE (Consorcio de Espacios de la Batalla del Ebro), se trata de la zona que tiene más cabañas agrupadas, con tres grupos de construcciones en la misma terraza y una calle empedrada para facilitar la circulación de los soldados. Destacan dos cabañas con cubierta de cúpula de piedra hecha con la técnica de aproximación de hiladas, muy poco habitual en estas comarcas.
Respecto a la vida en el Campamento del XV Cuerpo de Ejército, ésta no era ningún lujo, pero lógicamente comparándola con las trincheras donde los soldados tenían que sufrir constantemente los ataques del bando sublevado; ofrecía a los soldados unas condiciones más favorables. Como era de esperar, al campamento se destinaban los batallones más castigados, donde permanecían sólo unas horas o varios días, circunstancia que les permitía dormir bajo techo, comer caliente y ser atendidos de sus heridas. Aún así, lo más valorado era poderse duchar y hervir la ropa para exterminar todo los parásitos (piojos, pulgas, etc…) que los soldados llevaban consigo, especialmente durante los calurosos días de agosto. Por este motivo y mediante camiones cisterna, se transportaba agua desde el río Ebro hasta el campamento; montando además un sistema móvil de duchas.
Sobre la zona recuperada del campamento por el COMEBE (Consorcio de Espacios de la Batalla del Ebro), se trata de la zona que tiene más cabañas agrupadas, con tres grupos de construcciones en la misma terraza y una calle empedrada para facilitar la circulación de los soldados. Destacan dos cabañas con cubierta de cúpula de piedra hecha con la técnica de aproximación de hiladas, muy poco habitual en estas comarcas.