01 Nov La Batalla del Mazuco- Gijón: La Pinza se cierra
Después de cuatro años de publicar artículos periódicamente relacionados con la Guerra Civil, os presentamos la primera colaboración que recibimos. Se trata del Historiador Eladi Romero, autor de numerosos libros de historia contemporánea, destacando entre ellos algunos sobre la Guerra Civil. Entre estos se encuentran Lugares de memoria e itinerarios de la guerra civil española, Guerra Civil en Aragón, La Columna Durruti, La Batalla de Belchite o 30 paisajes de la Guerra Civil (éste último escrito con Alberto de Frutos).
En esta primera colaboración, que esperamos que sea la primera de muchas, Eladi Romero nos presenta un artículo muy interesante sobre el final de la Campaña del Norte, con la Batalla del Mazuco y la posterior toma de Gijón por parte de las tropas franquistas.
GIJÓN. LA PINZA SE CIERRA
QUÉ, CUÁNDO, DÓNDE
Tras la caída de Santander, al despuntar el mes de septiembre de 1937 las tropas franquistas iniciaron una maniobra envolvente desde la costa oriental y las tierras leonesas destinada a ocupar Asturias. La dirigieron los generales Antonio Aranda y José Solchaga, con Fidel Dávila como jefe supremo y contando con unos 110.000 hombres. Aranda avanzó desde el frente asturleonés, mientras que Solchaga operaba por la costa desde Santander. La ofensiva además recibió el apoyo de 250 aviones y otros tantos cañones. Frente a ellos, los republicanos contaban con los restos del XIV Cuerpo de Ejército, unos 9.000 hombres al mando del teniente coronel Francisco Galán; más otros 35.000 hombres dirigidos por el coronel Javier Linares, asesorados por 26 oficiales soviéticos y con el apoyo de unos 180 cañones. Su aviación era además muy escasa, apenas unos pocos cazas rusos. El mando supremo de la Asturias republicana se encontraba entonces en manos del coronel comunista Adolfo Prada Vaquero, políticamente asesorado por el presidente del consejo regional Belarmino Tomás (con sede en el puerto de Gijón). El 24 de agosto, poco antes de la caída de Santander, el Consejo de Asturias se declaró soberano, aunque manifestando su adhesión a la República; la idea era asumir todo el poder militar, con el objeto de coordinar mejor la defensa del territorio. No obstante, el gobierno central de Valencia no aceptó esta declaración.
Artillería en el frente de Asturias
En su retirada, los republicanos habían volado parte del puente de San Vicente de la Barquera y el de Bustio-Unquera (sobre el Deva). Pero la línea de dicho río fue superada con facilidad por las tropas franquistas. Los soldados navarros de Solchaga siguieron hacia Llanes, que cayó el día 5 de septiembre. Su antiguo aeródromo republicano de Cue fue utilizado de inmediato por los aparatos alemanes. De inmediato, Solchaga mandó a sus Brigadas Navarras, un total de 33.000 hombres, hacia la sierra del Cuera (situada entre Llanes y las montañas meridionales de la Asturias oriental), donde se habían fortificado los republicanos, dando inicio así a una virulenta batalla por el control de sus posiciones.
La sierra del Cuera, difícilmente accesible, alcanza los 1.315 metros en Pico Turbina. No obstante, la surca el desfiladero del Mazuco (donde se ubica el pueblo homónimo), el cual permite cierta facilidad de paso desde la costa. Para superar la sierra, las Brigadas Navarras recibieron un importante apoyo de la aviación (sobre todo alemana), así como por los cañones disparados desde la costa por el crucero Almirante Cervera. En un principio, los republicanos defendieron El Mazuco con solo 5.000 hombres y sin apoyo aéreo, ya que la escasa aviación republicana de este frente estaba destinada a proteger Gijón. Afrontaban los primeros asaltos los batallones vascos de la 156 Brigada Mixta, mandados por el antiguo oficial de carabineros Miguel Arriaga Vergara.
Tropas republicanas en Asturias
El avance también se realizaba por las montañas situadas más al sur, donde el día 7 de septiembre la brigada dirigida por Manolín Álvarez (un miliciano comunista gijonés, de oficio maquinista naval, que probablemente aprendió táctica militar en la URSS), detuvo a la 5 Brigada Navarra con su 184 Brigada en los montes de Peñamellera. Sin embargo, la aviación franquista, usando la táctica de la alfombra (consistente en descargar todas las bombas al mismo tiempo sobre un solo punto defensivo), machacó junto a la artillería a los defensores de Peñamellera, posición que cayó el día 9 dejando el Cuera como único punto defensivo republicano en la zona. Dos días antes, desde Gijón se habían enviado diversos refuerzos al mando del incansable luchador anarquista Higinio Carrocera, quien dirigía la 192 Brigada con rango de mayor y se desplegó por el Mazuco.
Por la costa, el día 8 los franquistas rompieron las defensas de la ribera oriental del Sella (donde la defensa fue fuerte hasta caer su punto clave, Cangas de Onís), y continúan imparables hacia Gijón. Mientras, desde la carretera de Llanes, la artillería franquista ascendió hacia El Mazuco lenta aunque inexorablemente, gracias al apoyo de sus aviones. El 8 de septiembre comenzaba una dura batalla, y al final del día, de los 6.000 republicanos que al final defendían la sierra de Cuera formando la denominada 54 División solo quedaban 1.734. Solo la eficacia de sus ametralladoras les impidió sucumbir. La resistencia continuó no obstante varios días, a pesar del insistente bombardeo aéreo. El día 10, los franquistas alcanzaron el puerto de la Tornería. Desde las alturas de Pico Turbina y Peña Blanca (a casi 1.200 metros de altura), los republicanos siguieron resistiendo al igual que lo hicieron en Celorio (una pequeña localidad costera), donde también se insistió en el avance. Por fin, el día 15 cayeron el pueblo de El Mazuco y Peña Turbina, y el día 17 Arenas de Cabrales, situado más al sudeste. Finalmente, el día 22 se rindió Peña Blanca, último baluarte de Cuera.
Mapa de la Batalla del Mazuco
Los republicanos tuvieron que retirarse a la línea del Sella, donde ya se luchaba desde hace días, aunque habían logrado retrasar varias jornadas el avance franquista. En la zona, los puentes de Cangas de Onís, Arriondas y el puente nuevo de Ribadesella fueron volados por los aires para impedir el paso de los rebeldes. A pesar de todo, el 27 de septiembre se rindió esta última localidad. El 1 de octubre, la 5ª Brigada Navarra llegaba a Covadonga, aunque los primeros en entrar en el santuario fueron paradójicamente los regulares marroquíes. Por otro lado, la imagen de la Virgen ya no se encontraba en su capilla, pues había sido trasladada por el gobierno republicano a la embajada española de París con el objetivo de evitar su destrucción[1].
El segundo punto de la pinza asturiana se encontraba en la zona entre León y Asturias, donde debía actuar el general Aranda, viviendo también combates de gran intensidad. Uno de los lugares más importantes desde el punto de vista estratégico era el puerto de Tarna (1.490 m de altitud), ya en la frontera con León, fortificado por los republicanos. Aranda encargó tomarlo al coronel Agustín Muñoz Grandes, que encontró una fuerte resistencia dirigida por Manuel Sánchez Noriega el Coritu (un hombre que había luchado en México con Pancho Villa y había salvado de ser destruida la imagen de la Virgen de Covadonga). Muñoz Grandes utilizó para la operación un tren de carga que incluía 400 mulas, con el que pudo transportar su artillería. Fue apoyado además por una abundante aviación. El ataque a los puertos de Tarna y San Isidro comenzó con muchas dificultades el 20 de septiembre. Los combates fueron durísimos, y los franquistas solo pudieron avanzar gracias al apoyo de la aviación. San Isidro cayó el 4 de octubre; mientras que tres días después, los franquistas, tras coronar el puerto homónimo, entraron en Tarna, población que quedó completamente arrasada por la aviación, y que el día 10 fue visitada por el propio Franco. Hubo de ser reconstruida en forma regular (es decir, con calles paralelas) por el Servicio Nacional de Regiones Devastadas. Una semana después los hombres de Muñoz Grandes llegaban a Campo de Caso, donde fue derribada la casa consistorial. Capturado el Coritu, fue juzgado el 16 de diciembre, sentenciado a muerte y ejecutado de inmediato en Gijón.
Gijón, al igual que Avilés, fueron tomadas de forma conjunta por los hombres de Aranda y Solchaga, que ya habían confluido el día 15 de octubre en Infiesto. Los batallones republicanos depusieron entonces las armas, y de inmediato surgieron gentes de derechas que se apoderaron de diversos edificios públicos de Gijón. El día 20 tuvo lugar en su puerto la última reunión del Consejo de Asturias, decidiéndose la evacuación de todos los soldados. No obstante, solo lograron abandonar Asturias en dirección a Francia unos 11.000 hombres de los 50.000 que se pretendían evacuar, ya que la falta de barcos y el bloqueo franquista impidieron la operación. Entre los que marcharon se encontraba el comunista Manolín Álvarez, quien durante la Batalla del Ebro dirigiría la 42 División. Muchos tuvieron que rendirse, mientras que otros pudieron esconderse en las montañas y organizaron diversas guerrillas. El 21 de octubre, los hombres de Aranda y Solchaga entraban en Gijón. El general soviético Vladimir Gorev, jefe de los asesores comunistas, tuvo que esconderse en las montañas y fue rescatado meses después, al parecer, por un avión ruso. De regreso a la URSS, fue ejecutado como sospechoso de traición en junio de 1938.
Aspecto del Palacio Revillagigedo de Gijón
Entrada de las tropas franquistas en Gijón
FRENTE A FRENTE
Los franquistas contaron, para tomar el Mazuco, con 33.000 hombres, 80 piezas de artillería, 70 aviones, diversos blindados y el apoyo del crucero Almirante Cervera. Se desconoce el número de bajas.
Los republicanos sumaban 6.000 hombres, sin apenas apoyo aéreo y unas pocas piezas artilleras. Unos 5.000 causaron baja.
CRONOLOGÍA
– 5 de septiembre de 1937. Los franquistas toman Llanes.
– 6 de septiembre. Comienza el asalto al Mazuco.
– 7 de septiembre. Combates en Peñamellera.
– 9 de septiembre. Caen las posiciones republicanas de Peñamellera.
– 8 de septiembre. Jornada negra en el Mazuco. Los republicanos pierden buena parte de sus efectivos.
– 15 de septiembre. Los franquistas conquistan el pueblo de El Mazuco.
– 22 de septiembre. Cae Peña Blanca, último bastión republicano en el Mazuco.
– 7 de octubre. Los franquistas toman el puerto de Tarna.
– 15 de octubre. Las tropas de Aranda y Solchaga confluyen en Infiesto.
– 21 de octubre. Caída de Gijón. El frente cantábrico desaparece definitivamente.
Mapa de las Operaciones en Asturias
FOGONAZOS
El primer asalto al Mazuco, desarrollado el día 6 de septiembre, fue protagonizado por las vanguardias de la I Brigada Navarra, que intentaron escalar las abruptas y empinadas laderas del puerto de la Tornería. Ataviados con sus boinas rojas, confiaban en que su simple visión provocaría la huida del enemigo. Sin embargo, los batallones vascos de la 156 Brigada (formada en origen por comunistas y anarquistas), una de las pocas unidades de Euzkadi que no se habían rendido tras el Pacto de Santoña, los recibieron con un intenso fuego que les obligó a retroceder casi en desbandada. Lógicamente, este fracasado intento de tomar una posición elevada sin apoyo, tuvo al día siguiente una respuesta bien distinta. Las baterías artilleras (36 piezas en total, a las que se sumaron los cañones alemanes de 88 mm) y la aviación machacaron por la mañana las posiciones republicanas de la Tornería. No obstante, no fue suficiente, pues el segundo ataque sería repelido de nuevo y las fuerzas requetés quedaron fijadas en el terreno. La llegada el mismo día 7 por la noche de los refuerzos mandados por Higinio Carrocera provocaría que la batalla del Mazuco se alargara durante unos cuantos días más.
TESTIGO DIRECTO
Vladimir Efimovich Gorev (1900-1838).
El agente y asesor soviético Gorev vivió en carnes propias la caída de Asturias. Integrado en el Ejército Rojo, había combatido en la Guerra Civil rusa y de inmediato se convirtió en un destacado peón de la influencia militar soviética en otros países. De hecho, estuvo destinado en China como asesor, y al estallar la Guerra Civil española fue inmediato destinado a nuestro país. Con el rango de general y bajo el apodo de Sancho, asesoró al teniente coronel Vicente Rojo en la defensa de Madrid y luego, en la primavera de 1937, pasó al norte, donde asesoró al ejército vasco buscando la creación de un mando único comunista aunque sin demasiado éxito. Retirado a Asturias, fue testigo del caos de los últimos días de octubre, cuando todos en Gijón pugnaban por huir en barco o avión. Algunas fuentes afirman que Gorev se retiró a las montañas y pudo ser salvado más tarde, mientras que otras apuntan a que pudo salir de Asturias ya el día 19 de octubre en un avión soviético que lo condujo a Francia. Llamado poco después a Moscú, primero recibió la Orden de Lenin y un ascenso a comandante de división, para ser detenido en enero de 1938 y ejecutado tras juicio el 20 de junio de ese año. Sin embargo, en 1956, tras la muerte de Stalin, su figura sería rehabilitada.
Higinio Carrocera Mortera (1908-1938).
Uno de los héroes indiscutibles de la Batalla del Mazuco, Carrocera era un metalúrgico anarquista que se había endurecido en la lucha sindical trabajando en la empresa Duro Felguera. Combatió en la revolución asturiana de octubre de 1934, pasó por la cárcel, luchó en Gijón contra las tropas sublevadas al comenzar la Guerra Civil, participó en el asedio de Oviedo contra las tropas del coronel Aranda y acabó convirtiéndose en un destacado mando de las milicias asturianas. Con el grado de mayor, mandó la 192 Brigada (formada en su mayoría por voluntarios) que defendió con gran valor el macizo del Mazuco, moviéndose por todos los puntos delicados y reforzando a sus tropas con diversas unidades de ametralladoras. Aunque resultó herido en el combate, pudo retirarse, y el día 3 de octubre, el gobierno republicano le otorgaba la medalla de la Libertad. Sin embargo, al caer Asturias, aunque pudo abandonar Gijón en barco, fue detenido por un barco franquista a la altura del cabo Peñas y trasladado a Oviedo, donde lo juzgaron en consejo de guerra y fusilaron el 8 de mayo de 1938.
Rafael García Valiño (1898-1972).
Con el rango de teniente coronel, en septiembre de 1937 García Valiño mandó la I Brigada Navarra, punta de lanza del ataque franquista contra el Mazuco. Como toledano de origen, lógicamente inició su carrera militar en la academia de infantería de dicha ciudad y la continuó en el protectorado de Marruecos, donde alcanzó el grado de comandante por méritos de guerra. Al estallar la Guerra Civil se encontraba veraneando en Zarauz, de donde logró huir a Pamplona y se puso a disposición del general Mola. De inmediato pasaría a dirigir una unidad de requetés y más tarde, como teniente coronel, la I Brigada Navarra, que salió de Llanes el 6 de septiembre para ocupar el Mazuco y estuvo combatiendo en la zona, reforzada por las 4, 5 y 6 brigadas carlistas, que serían las encargadas de concluir la acción ante las bajas sufridas por las tropas de García Valiño. Este, ya como general, participó en la Batalla del Ebro y la ofensiva contra Cataluña, concluyendo su vida como alto cargo en el corrupto grupo de empresas Sofico.
Bibliografía básica
– GONZÁLEZ PRIETO, Luis Aurelio. La batalla del Oriente de Asturias. Ediciones Madú, Siero, 2007.
– VARIOS AUTORES. Historia general de Asturias. Tomos IX y X. La Guerra civil. Silverio Cañada editor, Gijón, 1978.
[1] Fue devuelta al concluir la guerra.